JUANELO TURRIANO EN GUADALCANAL
JUANELO
TURRIANO EN GUADALCANAL
Rafael Ángel Rivero del Castillo
Toledo, febrero de 2013
Juanelo Turriano fue un
personaje considerado como un gran matemático, relojero y mecánico, astrologo e
ingeniero por sus contemporáneos. Su biografía no es totalmente clara y sigue
siendo motivo de continuas discrepancias. Nació en Cremona situada en la Lombardía,
Italia. Su fecha de nacimiento no está delimitada pero se sitúa en torno a
1500, murió en Toledo con 85 años y prácticamente arruinado a pesar de haber
servido a señores y reyes.
Juanelo inicialmente permaneció
en su ciudad natal trabajando en su taller de relojero desde donde atendía
encargos realizados desde la ciudad.
Busto de Juanelo Turriano
Hacia 1540 se traslada a la
capital de la Lombardía, Milán, con motivo de reparar un reloj de 1381 que
Francisco II Sforza quería regalar a Carlos V con motivo de su coronación
Imperial. El Emperador Carlos V, gran aficionado a los relojes tuvo ocasión de conocer
a Juanelo durante su estancia en Milán. Juanelo se empeñaría en crear un nuevo
reloj-planetario formado por más de mil ochocientas piezas. Él mismo hace
entrega de este reloj a Carlos V sobre 1552 y su fama se extiende a toda
Europa. Carlos V impresionado con el relojero le asigna una pensión anual de
150 ducados.
Anónimo, Retrato de Juanelo Turriano
En 1556 tras la abdicación de
Carlos V en su hijo, se traslada a España y con él Juanelo. En 1558 tras la
Muerte del emperador Juanelo trabajará a las órdenes del ya reinante Felipe II.
Durante los años que vivió en
España trabajo junto al arquitecto real Juan de Herrera con quien colaboró en
la obra más importante de este, El Monasterio de San Lorenzo del Escorial. Durante estos años realizo importantes obras
hidráulicas siendo la más notable entre otras muchas el artificio creado a
partir de 1556 para elevar el agua del Tajo al Alcázar de Toledo.

Detalle del Artificio Lugar donde estaba situado el Artificio
La obra no era fácil, había que
salvar más de 90 metros de desnivel. Las obras se terminan en 1559, el gasto
había corrido a cuenta del maestro Juanelo, hasta que se comprobase su eficacia
y aunque el rendimiento fue superior al estipulado en el contrato, la ciudad se
negó a pagarlo aduciendo que el Alcázar era de propiedad real.
En 1575 se firmó un nuevo contrato entre el Rey, Juanelo y la ciudad de Toledo para hacer un segundo artificio quedando el primero solo para abastecer el Alcázar. Se termina en 1581, pero tampoco en esta ocasión se le paga lo convenido. Juanelo muere en 1585 sumido en la más absoluta pobreza. Sus mecanismos seguirían funcionando hasta 1617 en que por falta de mantenimiento se paralizan.
En 1575 se firmó un nuevo contrato entre el Rey, Juanelo y la ciudad de Toledo para hacer un segundo artificio quedando el primero solo para abastecer el Alcázar. Se termina en 1581, pero tampoco en esta ocasión se le paga lo convenido. Juanelo muere en 1585 sumido en la más absoluta pobreza. Sus mecanismos seguirían funcionando hasta 1617 en que por falta de mantenimiento se paralizan.
También fue autor de numerosos
autómatas y particularmente del Hombre
de Palo, que según la leyenda, iba cada día de la casa de Juanelo al
palacio Arzobispal por la calle de Toledo que hoy aún lleva ese nombre, de
donde volvía con comida para ya su anciano constructor.
Juanelo Turriano bien pudo estar
en Guadalcanal entre 1560 y 1570, concretamente en las Minas de Plata de
Guadalcanal, que continuamente estaban paralizadas por efecto del agua.
En la obra Tecnología e Imperio,
Nicolás García Tapia y Jesús Carrillo Castillo, Ed. Nivola, Madrid 2002, en
su página 38, sus autores refieren que Juanelo pudo trabajar para de desaguar
la referida mina bajo las ordenes del monarca Felipe II, aunque se desconocen
sus trabajos en la referida explotación.
Sin embargo si aparece
documentado en la obra Noticia Histórica
Documentada de las Celebres Minas de Guadalcanal, Tomo 2º desde 1559 hasta
1700, por D. Miguel de Burgos, año 1831. Donde consta que: “el 22 de julio de 1561, a Baltasar Jiménez, latonero, vecino de Toledo
se obligó a hacer un ingenio de hierro para desaguar los pozos. Ocupose de la
obra hasta el 20 de septiembre y se le pagaron por ella 11390 maravedíes”.
Rafael Ángel Rivero del Castillo
Toledo, febrero de 2013
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