DOMINGO DE RAMOS
DOMINGO DE RAMOS.
Revista Hermandades 2025. Guadalcanal.
Ocurrió
de nuevo, y con más fuerza. Guadalcanal tras la celebración de la procesión de
las Palmas y de la Eucaristía del Domingo de Ramos, se transformó en un festivo
Jerusalén que acogió entusiasta la alegre entrada mesiánica y triunfal de Jesús,
a lomos de la borriquita.
Este
día nos prepara el espíritu y el ánimo para vivir la pasión, muerte y
resurrección de Jesús a lo largo de la Semana Santa, y que en nuestro pueblo
representan las distintas hermandades que procesionan desde el Miércoles Santo
hasta el Domingo de Resurrección. Esto último no fue posible.
Este
Domingo de Ramos fue diferente. El celeste de los capillos de los nazarenos de
la Asociación Parroquial
de la Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén, Santísimo Cristo del Amor y
Nuestra señora del Rosario y la Palma, “La Borriquita”, no pudo competir
con el cielo plomizo, preludio de los lluviosos días postreros. Las inmaculadas
y blancas túnicas de los nazarenos resplandecieron sobre las fachadas encaladas
y empañadas por el sol nublado. Sin embargo, esto no evitó que los
guadalcanalenses se volcaran con el engalanamiento de las calles y con la procesión,
acompañada durante todo su inédito recorrido por numerosos nazarenos y
hermanos. Hermanos de la “Borriquita” y del resto de hermandades, pues ya se presagiaba
que esta sería la única procesión de la Semana Santa.
Y
mereció la pena seguir a Jesús por la calle Concepción, subir por Moro, y
aguardar expectante— entre comentarios antagónicos: cabe vs no cabe— el franqueo del estrechón de la calle Mieras. ¡Y casi
no cabía! Pero pasó, el maestro capataz, su pericia y la de los hermanos
costaleros alzaron el trono, lo hicieron levitar—pareciera que flotara— para no
rozar con sus costeros las blancas paredes.
Foto
del autor.
Una vez más Guadalcanal
celebró el triunfo de Jesús, con su entrada multitudinaria en Jerusalén.
La
lluvia impidió que el resto de hermandades procesionaran en nuestras calles, la
procesión iba por dentro, y la liturgia siguió su curso. Y el agua, muy necesaria,
fue bien recibida.
Bendito
Domingo de Ramos que nos permitió disfrutar de nuestra inigualable Semana
Santa.
Rafael Ángel Rivero del Castillo
Granada, diciembre de 2024
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