BLANCO Y CELESTE

BLANCO Y CELESTE

Guadalcanal. Revista Hermandades 2024.

Pronto, cuando ya todo esté preparado, cuando el olor a gañotes fritos, a cera nueva, a túnicas planchadas, a incienso, a fragancia de mil flores, a azahar y a claveles frescos… impregne nuestras casas y calles… llegará el gran día.

Ese día en que disfrutaremos, como solo sabemos hacerlo en las grandes ocasiones, compartiendo con nuestros retoños, vestidos de celeste y blanco, la inocencia y la humildad que irradian sus  blancas almas puras y la ternura de sus ilusionadas caritas celestiales cubiertas, quizás por primera vez, por el capillo nazareno.
Ese día que muchos hemos estado esperando todo el año, impacientes, con ese anhelo interno de volver a Él, de volver a convertirnos, de comenzar de nuevo ese camino que nos elevará al Calvario y que nos devolverá a un Jesús renovado, para expiración de nuestros pecados.
Domingo ansiado, en el que confundiremos la blancura de nuestras fachadas encaladas con las inmaculadas y blancas túnicas y contrastaremos el azul límpido del cielo con los celestes capillos de los nazarenos que cortejarán a Jesús en su triunfal entrada en Jerusalén.

 Foto del autor.

Esta procesión, organizada por la Asociación Parroquial de la Sagrada Entrada de Jesús en Jerusalén, Santísimo Cristo del Amor y Nuestra señora del Rosario y la Palma, “La Borriquita”, ocupa un lugar preeminente en nuestra Semana Santa. En su corta andadura (aunque ya va camino del medio siglo) junto a vetustas hermandades centenarias, que tienen una tradición de siglos, se ha ganado un lugar imposible de reemplazar. 
Este día, compartiendo la procesión con nuestra Borriquita en las calles bulliciosas y entusiastas de Guadalcanal, vamos a vivir la alegría de presagiar que finalmente Cristo triunfará y además nos prepararemos para en días posteriores evocar su pasión, muerte y resurrección.
Hoy podemos afirmar que el blanco, que simboliza la paz y la pureza, y el celeste, que representa la sabiduría y la serenidad, valores tan necesarios en nuestra sociedad actual, llegaron a Guadalcanal para quedarse.
Ya es imposible borrar de la retina de nuestros corazones la visión de Jesús a lomos de la Borriquita, aclamado por los hijos de Guadalcanal entre el blanco puro de sus encaladas calles y el azul celeste intenso de su cielo.


Rafael Ángel Rivero del Castillo
Granada, noviembre de 2023

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