NOS VEMOS EN EL CAMINO.
Nos
vemos en el camino.
Revista de Semana Santa 2018
Hace muchos años, una vez acabada la
procesión, un nazareno morado pasó junto a mí y me dijo: “nos vemos en el camino”.
-¿En
qué camino?...
La pregunta se perdía en la fría
mañana mientras veía alejarse la espalda de aquel nazareno.
Hace pocos días, ordenando
fotografías, encontré algunas antiguas y otras no tanto que tenían una temática
común. Eran instantáneas de procesiones de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Estaban
datadas a lo largo del tiempo y en épocas distintas.
Las más antiguas son de la década de
los años 20 del siglo pasado. Son pocas. De las décadas de los años 30, 40 y 50
hay algunas más y a partir de ahí su número aumenta exponencialmente, hasta
llegar a nuestros días, en que la proliferación de medios electrónicos ha permitido
poder acceder a cientos de ellas.
Contemplando detenidamente las fotos
descubrí lo siguiente:
- Los elementos centrales y que destacan en todas las fotos son las Imágenes de los titulares de la Hermandad: Nuestro Padre Jesús Nazareno con Simón Cirineo, Nuestra Señora de la Amargura con San Juan, la Magdalena (desaparecida en 1936). Dependiendo de la época de la foto aparecen las imágenes actuales o las anteriores, destruidas en 1936.
- En las fotos de la primera mitad del siglo pasado (1900 a 1950) apenas hay nazarenos, y los que se ven son de todas las hermandades.
- Hasta la década de los años 50 aparecen varias fotos de la Verónica, desaparecida en 1957.
- Se puede observar la evolución de los “pasos”. De esta manera en las más antiguas vemos andas y parihuelas, más tarde pasos de madera más o menos toscos, pasos dorados, pasos de plata, etc.
- También se puede apreciar la forma de llevarlos, casi siempre con el hombro y sobre todo por fuera del paso, y ahora en los últimos años con costaleros.
- También durante varias décadas se ve a la Centuria Romana (hoy desaparecida) escoltando el paso del Señor y vistiendo a la Banda de Cornetas y Tambores.
- La ornamentación floral también ha cambiado, hay flores silvestres, de plástico, de tela, naturales…
Todo
es cambiante. Pero hay algo inmutable.
Lo que ha perdurado a lo largo de todos estos
lustros es la gente. Siempre hay mucha gente, con ropas y estilos diferentes
según la época y todos están siempre delante, detrás… alrededor del Señor y de
su Madre, caminando con Él.
Estas
fotos me han permitido conocer a personas allegadas, que incluso han
desparecido antes de yo nacer, e incluso a otras que apenas recuerdo haberlas
visto en vida. Murieron siendo yo niño. Sin embargo, tengo la sensación de que
siempre han estado ahí cada Viernes Santo.
Y
de repente lo entendí todo.
Allí
estaba, siempre estuvo la respuesta a aquella pregunta que lance al aire hace
más de treinta años: “¿En qué camino?...”
y que nadie contestó.
El
camino al que Él nos arrastra cada Viernes Santo. Cada cual en su interior sabrá
para qué y por qué.
Y
es que a lo largo de estos 100 años aproximadamente, de documentación gráfica
de la procesión, lo único que ha permanecido inalterable, por encima de novedades
y tendencias, es el Señor seguido de su Santísima Madre, rodeados por el pueblo
de Guadalcanal, para hacer el camino.
Lo
importante es hacer ese itinerario morado, con música o sin ella, con flores o
sin ellas, con cera o sin ella, con grandes pasos o con andas, con estrenos o
sin ellos… da igual, solo son modas fugaces.
Nuestra responsabilidad como hermanos es cargar
con nuestra cruz para hacer la Estación de Penitencia cada año y recorrer el
camino junto a Él.
Lo
demás es secundario, etéreo, efímero y prescindible.
Por
cierto la espalda del nazareno que me citó para el camino, aquel lejano Viernes
Santo, era la de mi padre.
Siempre
hice el camino con él. Lo sigo haciendo. Y siempre lo haré.
Rafael Ángel Rivero del
Castillo
Toledo, enero de 2018
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